El cierre de Kodak Alaris en Argentina responde a un proceso de reorganización global dentro de la firma.
Otra empresa se suma a la extensa lista de compañías que en los últimos meses abandonaron la Argentina. Kodak Alaris, la sucesora de la famosa marca de fotografía Eastman Kodak, cerró sus oficinas en Buenos Aires y centralizó sus operaciones administrativas y comerciales en México. La filial era un head office para el resto de América latina, que ahora reportará directamente a ese país.
La firma continuará ofreciendo sus servicios a través de sus distribuidores centrales.
Según le confirmaron a El Cronista fuentes allegadas a Kodak Alaris, la decisión no responde al complejo contexto macroeconómico local, sino a un proceso de reorganización global, que tiene como objetivo «hacer más eficiente la operación».
«El plan se puso en marcha a comienzos de 2020, independientemente de los vaivenes inflacionarios de cada mercado. Ya hubo procesos similares en otras regiones, como Europa y Asia-Pacífico», precisaron.
Asimismo, aseguraron que se firmaron «excelentes acuerdos» con parte de los 35 colaboradores que fueron desvinculados y prestaban tareas en la sede administrativa que la empresa tenía en la zona norte de la provincia, en el partido de San Isidro.
Otros empleados, en cambio, optaron por la relocación, con la posibilidad de trabajar de manera remota para México o reubicarse allí, con el fin de darle continuidad a su trayectoria profesional dentro de la firma.
Hace ocho años, Kodak Alaris revivió la centenaria marca de fotografía, fundada en 1888 en Alemania por George Eastman y Henry Strong, que en su apogeo llegó a tener hasta 140,000 empleados a nivel global y 30,000 en los Estados Unidos, con una capitalización de mercado de más de 30,000 millones de dólares.
Con el advenimiento de la fotografía digital, en 2012, Eastman Kodak solicitó la protección por bancarrota, amparada por el Capítulo 11, en el Tribunal de Quiebras de los Estados Unidos para el Distrito Sur de Nueva York. A mediados de 2013, salió de la quiebra, pero abandonó su tradicional negocio.
Ese mismo año, un grupo de exejecutivos, integrantes del Plan de Pensiones de Kodak del Reino Unido, crearon Kodak Alaris, la empresa que resucitó la emblemática marca y se convirtió en su sucesora.
Así fue que la firma inglesa inició un camino de reconversión, con foco en la digitalización de imágenes e información, paradójicamente, la tendencia que llevó a Eastman Kodak a su desenlace final.
La nueva compañía se dividió en dos: Kodak Moments y Kodak Alaris. La primera división, un negocio business to consumer (B2C), se abocó a la instalación de máquinas que imprimen fotografías desde el celular, con tecnología térmica, y la comercialización de artículos como portarretratos, calendarios y fotolibros.
En total, hay alrededor de 2000 kioscos de impresión de Moments en la Argentina, repartidos en todo el territorio nacional. «No hay ciudad de más de 20,000 habitantes que no cuente con uno de estos sistemas», expresaron fuentes allegadas a la firma.
Tras su salida de la Argentina, Disglas será el máster distribuidor de esta unidad de negocio, con cobertura en todo el país, a través de sus tres sub-distribuidores: Santiago Distrifort, Dipromas y Redolfi.
Moments ya se había desprendido, en julio de 2019, de una sub-área dedicada a la venta de insumos fotográficos como productos químicos y papel, llamada Paper, Photochemicals, Display y Software (PPDS). Se la cedió a la firma china Sino Promese Group, el mayor distribuidor de Kodak en el mundo, que también comercializa equipos de Canon y Epson.
En este caso, dos socios mayoritarios continuarán prestando sus servicios en el país: Air Computer y Solution Box, que a su vez trabajan con más de 3500 resellers.
Por su parte, la división Kodak Alaris, un negocio business to business (B2B), se abocó a la oferta de soluciones de digitalización de documentos con grandes volúmenes de datos, mediante la venta de scaners y software, con el 70% del market share en la Argentina. Entre sus clientes, se encuentran empresas de primera línea, como bancos, y entidades del Gobierno, que archivan su información de forma virtual.
En cuanto a Eastman Kodak, en la actualidad, la empresa residual busca aprovechar parte de las instalaciones que le quedaron para la fabricación de componentes de medicamentos, en el marco de la lucha contra el coronavirus, bajo su nuevo brazo, Kodak Pharmaceuticals.
FUENTE: EL ECONOMISTA
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