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Impulsa empleo femenino, recuperación del mercado laboral en 2021.

El empleo femenino ha empujado el avance de la recuperación del mercado laboral en lo que va del año. De acuerdo con la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE), el total de plazas creadas en mayo fue para mujeres, en gran parte por su incorporación al trabajo en el sector servicios.

El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) informó que 546,428 mujeres se sumaron al mercado laboral en el quinto mes del año, lo que compensó la salida de 490,125 hombres y llevó el balance de creación de empleo reportado para mayo a 56,303 plazas.
En los últimos tres meses del año la ocupación femenina ha mostrado mejor ritmo de avance que el del empleo masculino. De esta manera, el 63% de los casi 2 millones de trabajos recuperados en lo que va del 2021 corresponde a plazas ocupadas por mujeres.

La fuerza laboral femenina fue la más afectada por el impacto económico de la pandemia. La salida del mercado de trabajo llevó la tasa de participación económica de las mujeres a su nivel más bajo en 15 años, desde que se mide la ENOE, reduciéndose a 40.71% como promedio el año pasado, proporción menor en casi 2 puntos a lo observado durante la crisis financiera global de 2009.

Previo a la pandemia, México registró sus mejores números en participación laboral de mujeres. En noviembre del 2019 se reportó el mejor mes para la intervención de la fuerza laboral femenina en la economía, con una tasa de 45.50 por ciento. Ese mismo año, el promedio de los cuatro trimestres fue de 44.72%, el más alto en la historia.
Sin embargo, llegó la crisis sanitaria y ésta puso un freno al avance que de por sí era lento. En abril de 2020 se presentó la mayor pérdida de empleo en el país con la salida de 12.5 millones de personas del mercado laboral y el desempleo castigó en buena medida a las mujeres debido a que se encuentran en actividades y sectores considerados como no esenciales. Ese mismo mes se posicionó como el más bajo en la participación económica de mujeres, con una tasa de 34.97 por ciento.

El impacto de la covid-19 para las mujeres ha sido un fenómeno global. La Organización Internacional del Trabajo (OIT) destacó en su informe Perspectivas sociales y del empleo en el mundo: Tendencias 2021 que en 2020 la contracción del empleo femenino fue del 5% frente al 3.9% del empleo masculino. Además, el 90% de las mujeres que perdió su empleo no sólo quedó sin trabajo sino que salió de la población económicamente activa.

Servicios, motor de la recuperación

Especialistas opinan que los números positivos de mayo están vinculados a la reactivación del sector de servicios, donde se emplea la mayoría de las mujeres, y que fue el más afectado por la suspensión de actividades no esenciales por la pandemia hace un año, contrario al comportamiento de la ocupación masculina, que inició antes su reincorporación al mercado debido a una recuperación más rápida de los sectores industrial y agropecuario.

Es importante la recuperación del sector de servicios para el empleo de las mujeres, al reactivarse este renglón, es lógico que más mujeres se incorporen al mercado de trabajo, subraya Adriana García, coordinadora de Análisis Económico de México ¿Cómo vamos?

“Prácticamente ya llegamos a los niveles prepandemia, estamos un poco más abajo en la población económicamente activa de mujeres, pero al final, pareciera que ya superamos lo peor del bache”, expone Fátima Masse, directora de Sociedad Incluyente del Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO).

En el mes pasado, 21.8 millones de mujeres se encontraron ocupadas, una proporción de 96.1% de la fuerza laboral femenina. En marzo, un mes previo al cierre de las actividades económicas no esenciales a consecuencia de la emergencia sanitaria, esta cifra era de 97% y concentraba a 22.2 millones de trabajadoras.

El crecimiento de las plazas concentrado en la población femenina también es muestra de una necesidad de ingresos en los hogares. “Sigue la crisis de cuidados, porque no hay escuelas y no es fácil desligarse de todas las tareas no remuneradas, pero sí están retornando a los empleos que se ofrecen”, apunta Fátima Masse.

A pesar de la última cifra, Adriana García opina que aún estamos lejos de una recuperación integral de la ocupación femenina, puesto que la calidad de los empleos recuperados está en duda.

En ese sentido coincide la especialista del IMCO, es probable que los empleos a los que se están incorporando las mujeres son de medio tiempo o bien, actividades por cuenta propia. La subocupación, que engloba a las personas que necesitan o tienen disponible más del tiempo del que laboran, abarca al 13.1% de la ocupación femenina, pero en marzo de 2020, la proporción era de 8.7 por ciento. “Ahora el foco es en cuál es la calidad del empleo al que están accediendo las mujeres”.

Urgen políticas públicas focalizadas

Sin embargo, entre la población no económicamente activa, en el renglón de “no disponibles”, es decir, quienes no buscan empleo, pero tampoco aceptarían uno si se lo ofrecieran, la población femenina aumentó en 178,026 personas en mayo, superando el incremento de 26,873 personas en la población masculina, lo que evidencia las dificultades que tienen las mujeres para incorporarse al mercado de trabajo.

“El punto es la infraestructura o el subsidio a los cuidados. Si las mujeres se encuentran en una familia con menores, adultos mayores o enfermos, si un miembro masculino tiene mejores condiciones laborales, la mujer tiende a sacrificar su participación en el mercado para dedicarse a las labores del hogar”, explica la especialista de México ¿Cómo vamos?

Por su parte, Fátima Masse resalta que algunas mujeres no están viendo las condiciones óptimas para retornar al mercado por una crisis de cuidados que aún permanece, aunque sí ha mejorado la expectativa para buscar trabajo entre la población femenina.

Ambas especialistas coinciden en que México debe tomar acciones concretas para incrementar la participación laboral de la fuerza de trabajo femenina. Entre estas medidas, el IMCO propone cuatro acciones específicas:

1. Creación del sistema universal de cuidados

México debe invertir en un sistema universal de cuidados y desarrollo infantil que no distinga entre trabajadoras formales e informales y les permita a las mujeres tener más flexibilidad para incorporarse al mercado laboral.

El organismo estima que este sistema requiere de una inversión anual de 99,000 millones de pesos, equivalente al 77% de los recursos que destinará este año el gobierno para el avance en la igualdad entre mujeres y hombres.

2. Formalización de las licencias de paternidad

De entrada, es necesario que en nuestro país se transite del concepto de “permiso” al de “licencia de paternidad”, para que sean obligatorias, intransferibles y que corran a cuenta del sistema de seguridad social.

Las licencias de paternidad abonarían a la permanencia de las trabajadoras en el mercado laboral, según la experiencia internacional, porque promueven que los hombres se involucren más con su familia y mejora el contexto para que las mujeres continúen laborando.

Esta medida implica una inversión de 1,300 millones de pesos al año para financiar una semana de licencia y es igual al 1% del presupuesto del gobierno para la igualdad entre mujeres y hombres.

3. Impulso a la Norma 025

La Norma 025 de Igualdad Laboral y No Discriminación debe convertirse en una herramienta para incentivar condiciones de trabajo más inclusivas. Sólo 433 empresas están certificadas con esta norma y es importante que más organizaciones busquen este reconocimiento, en especial si ya implementan políticas en esta materia.

Además, proponen que los esfuerzos de la Norma 025 estén liderados por una sola autoridad federal para ofrecer mejores oportunidades de redes y alianzas para que más organizaciones se sumen a la certificación. Actualmente está a cargo de el Instituto Nacional de las Mujeres (Inmujeres), el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred) y la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS).

4. Estímulos fiscales para las pymes

Las pequeñas y medianas empresas (pymes) concentran casi la mitad de las trabajadoras formales y es por ello que las políticas fiscales y de inclusión focalizadas en ese sector pueden mejorar la permanencia de las mujeres en la economía.

La experiencia internacional indica que las pymes pueden obtener créditos fiscales de hasta 30% de los costos por contratar mujeres que regresan a trabajar después de un embarazo, el cuidado de hijos o un periodo de inactividad de hasta 15 años.

En México, estos apoyos se podrían limitar a empresas certificadas por la Norma 025. El costo aproximado de esta política pública es de 2,000 millones de pesos al año, equivalente a 1.5% de los recursos para la igualdad entre mujeres y hombres.

FUENTE: EL ECONOMISTA

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